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La Filosofia Perenne, la Física Cuántica y la Psicología
Transpersonal y el conocimiento |
Aportes de la
Filosofia Perenne, la Física Cuántica y la Psicología Transpersonal
al problema del conocimiento.
La confusión: El
estigma de nuestros días
Vivimos una época donde reina la
confusión. Desde que en el siglo pasado, el filósofo alemán F.
Nietzche decretó la muerte de Dios, nunca se había sentido tanto
como hoy la necesidad de creer en algo.
Quizás es porque en
el presente más que en el ayer la sociedad está llegando a ser tan
plenamente consciente de su propia mentira, de su hipocresía, de la
rotunda falsedad de sus propios cimientos constituyentes.
A
pesar de lo que muchos de los científicos que profesan desde el
interior de las llamadas "Ciencias del Hombre" puedan decirnos,
entiéndase, puedan hacernos creer, por no decir "obligarnos a", la
historia de la Humanidad no es, ni ha sido, ni será un proceso
lineal, continuo, de un estado inferior y primitivo a un nivel
superior y caracterizado por el "progreso".
Muy por el
contrario, dicha historia humana se nueve de manera discontinua;
está hecha de saltos y caídas a través de toda una serie de procesos
cíclicos de nacimiento, crecimiento, declinación y
muerte.
Pero a diferencia del resto de los organismos ésta
última etapa, la muerte, puede consistir en lo que todos concebimos
como tal y que es la total desaparición de algo en su plena
extinción, o por el contrario, puede consistir en una
"trans-formación", en una "re-producción", en una "re-generación" en
donde una nueva civilización "re-nace" a punto de partida de las
cenizas de una ya agonizante, a semejanza de como el Ave Fénix lo
hace de sus cenizas.
Pues bien, los grandes y celebérrimos
científicos de antaño están demostrando hoy ser falsos profetas,
vendedores de una magra ilusión en torno a un porvenir sin futuro,
de un
pseudo-progreso. "La Ciencia", otrora dios único de la
monoteísta civilización occidental, ha mostrado ser un ídolo con
pies de barro.
Tiempo ha que cedimos toda la autor-idad a "la
ciencia" y hoy es ella misma la que con pavor nos dice que pusimos
nuestra fe en algo erróneo, falso, fantasmagórico. A los científicos
les dimos la plena responsabilidad de de-velar, de des-cubrir los
misterios de la Creación, mientras que nosotros nos reservamos la
rutina cotidiana de una vida sin cerebro. (Nos referimos obviamente
al cientificismo positivista más que a la ciencia en su pleno
sentido etimológico de "saber").
En su momento los
científicos aceptaron, no si gran arrogancia, su misión. Nosotros,
por el contrario, con una humildad que raya en la sumisión,
escogimos representar un papel de impotencia frente a la continua
complejidad de la "ciencia moderna" y a la cada vez más avasallante
amplitud de la tecnología.
Pero hoy, al cabo de tres siglos,
los científicos vuelven hacia nosotros y nos dicen -aunque sin
admitirlo plenamente- que han fallado en su tarea. Nos manifiestan
que la realidad no existe tal como nosotros creemos, que es tan sólo
una proyección mental, una creación nuestra. Repiten, aunque sin
querer afrontarlo, una significación del más pleno misticismo tanto
oriental como occidental, ejemplificado en las sabias palabras de
Buda cuando expresó: "Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge
con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos hacemos el
mundo". 0 como más contemporáneamente, el brujo yaqui don Juan
dijera a Carlos Castaneda: "Sostenemos el mundo con nuestro diálogo
interno".
Esto nos conduce a la sensación de que el suelo
sobre el cual creíamos estar firmemente apoyados se disuelve, cede
ante nuestros pies y tan sólo queda la nada. 0 aún peor, ni siquiera
queda nada. Ello conlleva el angustioso sentimiento de que hemos
sido engañados, de que no podemos creer en nadie salvo en nosotros
mismos, en nuestra propia experiencia e intuición, en nuestro
"awareness" como dirían los gestaltistas, pero lamentablemente no
hemos sido educados para ello.
De ahí nuestro gradual y
progresivo proceso de disociación esquizofrénica y esquizofrenizante
que vamos experimentando y del que vamos siendo (sintiéndonos)
víctimas por parte de una sociedad que presenta similar aunque mayor
grado de disociación.
El paradigma de la New
Age.
Un paradigma es una forma de estructurar la
realidad; consiste en las "lentes" mediante las que configuramos la
percepción, las respuestas y creencias a través de las cuales
creamos la realidad que nos rodea y que somos. En una palabra, son
hipótesis que brindan los supuestos sobre los que se basan los
puntos de vista acerca de la naturaleza del mundo (y del Universo
todo). El problema surge cuando estos paradigmas se esclerotizan, se
tornan rígidos e inmutables, convirtiéndose así en "paradigmas
normativos" al decir de T. Wilson, es decir, pasan a ser filtros
conceptuales y marcos referenciales que condicionan la manera
"natural y sensata" de ver las cosas.
En este sentido, el
paradigma "occidental" de los últimos tres siglos ha sido el
paradigma newtoniano-cartesiano que ha concebido al Universo como de
naturaleza material, contemplándolo de una manera atomística y
reduccionista, buscando la naturaleza fundamental y última de la
materia a través de la descomposición en sus partes componentes y
dando por sentado que dichas partes existen en tanto entidades
separadas y aisladas.
Pero nuestra especie se ha vuelto
arrogante, contemplándonos como si la Tierra fuera nuestra y
pudiéramos hacer con ella lo que quisiéramos. "Creemos" que nosotros
somos conscientes y que el Universo no lo es. Nos consideramos con
derecho de y a conquistar (obsérvese bien la connotación
semántico-emocional que dicho término lleva implícito), "nuestro"
planeta y el espacio infinito; a explotar (otro término con una
particular connotación) a la naturaleza en beneficio de la máxima
creación: el ser "humano".
No existe el respeto cuando
mutilamos y matamos a otros seres en aras de un pretendido
"progreso"; tampoco existe respeto cuando creamos situaciones en las
que millones de personas pasan hambre, mientras almacenamos
alimentos y arrojamos la leche por los desagües, o cuando tiramos
cosechas enteras para aumentar los precios. No hay respeto cuando
contemplamos la vida como una batalla que produce ganadores y
perdedores; explotadores y explotados. En la pugna contra la
naturaleza estamos descubriendo gradualmente que hemos estado
luchando contra nosotros mismos.
En base a lo anteriormente
expuesto, tengamos presente que este fin de siglo y culminación de
un milenio ha implicado también un "fin del mundo", pero depende de
nosotros el que sea de naturaleza catastrófica o realizadora,
negativa o positiva.
Orientado a un nuevo período en la
historia de la Humanidad se está forjando un nuevo paradigma que
tenga, como esencia, la sabiduría taoísta de actuar en armonía con
el ritmo natural del Universo. Paradigma que ha de basarse en
enseñarnos y hacernos comprender que las fuerzas que pueden unirse
para destruirnos son las mismas que pueden favorecer el desarrollo
individual y social.
En este sentido, al hablar de "fin del
mundo" no necesariamente se está queriendo significar la
desaparición del planeta y de la especie humana, aunque si la
culminación de un mundo de ideas, concepciones, paradigmas y
"ciencias" de manera tal que otras nuevas y diferentes comiencen a
imperar. Esto no implica que también hayamos podido arribar a un fin
de milenio de carácter apocalíptico, puesto que nunca como hoy se
habían alcanzado niveles de angustia, de descontento, de depresión y
desesperación como los nos invaden hoy día, así como la capacidad
destructiva que la "tecnología" ha depositado en nuestras manos.
Hacia que lado se incline el fiel de la balanza dependerá de nuestra
responsabilidad, entendida ésta como "habilidad para
responder".
Reconocido esto veamos cuáles son los principales
pilares filosófico-epistemológicos sobre los cuales ha de asentarse
este nuevo paradigma.
La Filosofía
Perenne.
Dice Aldous Huxley: "Philosophia Perennis: la
frase fue acuñada por Leibniz; pero la cosa -la metafísica que
reconoce una Divina Realidad en el mundo de las cosas, vidas y
mentes; la psicología que encuentra en el alma algo similar a la
Divina Realidad, o aún idéntico con ella; la ética que pone la
última finalidad del hombre en el conocimiento de la Base inmanente
y trascendente de todo el ser-, la cosa es inmemorial y universal".
(1) "La Filosofía Perenne se ocupa principalmente de la Realidad
una, divina, inherente al múltiple mundo de las cosas, vidas y
mentes. Pero la naturaleza de esta Realidad es tal que no puede ser
directa e inmediatamente aprehendida sino por aquellos que han
decidido cumplir ciertas condiciones haciéndose amantes, puros de
corazón y pobres de espíritu... Análogamente, nada, en nuestra
experiencia diaria, nos da mucha razón de suponer que la mente del
hombre sensual medio posea, como uno de sus ingredientes, algo que
se parezca a la Realidad inherente al múltiple mundo o que sea
idéntico con ella, sin embargo, cuando esa mente es sometida a
cierto tratamiento harto duro, el divino elemento, de que, por lo
menos en parte, está compuesta, se pone de manifiesto, no sólo para
la mente misma, sino también, por su reflejo en la conducta externa,
para otras mentes". (2)
En otra obra dice este mismo autor:
"En el núcleo de la Filosofía Perenne encontramos cuatro dogmas
fundamentales.
Primero: el mundo fenoménico de la materia y
la conciencia individuada -el mundo de las cosas, los animales, los
hombres y aún los dioses- es la manifestación de un Fundamento
Divino dentro del cual tienen su ser todas las realidades parciales,
en tanto que separadas de él no tendrían existencia.
Segundo:
los seres humanos no sólo son capaces de conocer por inferencia este
Fundamento Divino sino que también pueden percibir su existencia por
una intuición directa, superior al razonamiento discursivo. Este
conocer inmediato une al conocedor con lo conocido.
Tercero:
el hombre posee una naturaleza doble, un ego fenoménico y un Ser
eterno que es el hombre interior, el espíritu, el destello de
divinidad en el alma. Si así lo desea, el hombre puede identificarse
con el espíritu y por tanto con el Fundamento Divino, que es de
naturaleza igual o parecida a la del espíritu.
Cuarto: la
vida del hombre en la tierra tiene un solo fin y propósito:
identificarse con su Ser eterno para llegar así al conocimiento
unitivo del Fundamento Divino". (3)
Consideramos que esta
fundamentación de los preceptos de la Filosofía Perenne son por
demás explicativos como para extendernos aún más en su
consideración.
La Holonimia.
"La holografía es un
método de fotografía sin lente en donde el campo de onda de luz
esparcido por un objeto se recoge en una placa como patrón de
interferencia. Cuando el registro fotográfico -el holograma- se
coloca en un haz de luz coherente como el láser se regenera el
patrón de onda original. Aparece entonces una imagen
tridimensional.
Como no hay ninguna lente de enfoque, la
placa aparece como un patrón absurdo de remolinos. Cualquier trozo
del holograma reconstruiría toda la imagen".(4) En este sentido el
cerebro sería un holograma que interpreta un Universo
holográfico.
Dice David Bohm con respecto a su teoría del
"orden implicado": "Uno llega a un nuevo concepto de inquebrantable
totalidad que niega la idea clásica del análisis del mundo en partes
existentes por separado e independientes... Hemos invertido el
concepto clásico usual de que las "partes elementales"
independientes del mundo sean la realidad fundamental, y que los
diversos sistemas sean meramente formas y ordenaciones contingentes
particulares de estas partes. Más bien decimos que la inseparable
interrelación cuántica de todo el Universo es la realidad
fundamental, y que las partes que funcionan relativamente
independientes son simplemente formas contingentes y definidas
dentro de todo este conjunto". (5)
Pero esta concepción de
Bohm supera a la analogía con el holograma, a través de la creación
del concepto del "holomovimiento" en el sentido de que existimos en
un Universo dinámico que a través del holomovimiento se pliega y se
despliega creando así el Universo no manifiesto, y así el cerebro
captaría esas frecuencias procedentes del Universo implicado,
construyendo matemáticamente "una realidad". El cerebro es un
holograma que interpreta un Universo holográfico.
Por su
parte Danah Zohar expresa que esta concepción presenta dos graves
limitaciones -de las cuales expondremos sólo una-, que la hacen
fracasar: "Si el cerebro es un holograma que percibe y participa de
un universo holográfico, "¿quién mira el holograma?". El propio
holograma no es otra cosa que una fotografía poco habitual, que por
sí misma no es capaz de ninguna percepci6n..." (6)
La
Física Cuántica.
De acuerdo a la Mecánica Cuántica, el
mundo físico es, al decir de H. Stapp: "...no una estructura
construida a base de entes independientes y no analizables, sino más
bien, una red de relaciones entre elementos cuyo significado surge
de manera total de sus correlaciones con la totalidad".
(7)
Esto significa, como dice G. Zukav que: "Nosotros mismos
damos realidad, hacemos que se realice el universo. Puesto que
nosotros formamos parte del Universo esto nos convierte, a nosotros
y al universo, en autorealizantes". (8)
Como dijera Werner
Heisenberg: "Lo que observamos no es la naturaleza en sí, sino la
naturaleza expuesta a nuestro método de interrogación".
(9)
Las implicaciones de la teoría cuántica para la
construcción de un nuevo paradigma que nos ayude a comprender la
realidad emergen claramente de las palabras del físico danés Niels
Bohr: "La gran tensión de nuestra experiencia en los últimos años ha
traído a la luz la insuficiencia de nuestras simples concepciones
mecánicas y, como consecuencia, ha hecho tambalearse el cimiento en
el que la acostumbrada interpretación de la observación estaba
basada". (10)
Recordemos las sabias palabras de Buda: "Con
nuestros pensamientos hacemos el mundo". Dice G. F. Chew: "Nuestra
lucha actual con la física superior podría,... ser tan sólo un
anticipo de una nueva forma de conducta intelectual humana, que no
sólo está fuera de la física, sino que ni siquiera puede ser
descrita como "científica"."(11)
En resumen, de acuerdo a la
física cuántica el acceso al mundo sensorio se realiza a través y
mediante la experiencia llevada a cabo por un "yo", es decir, que lo
que experimentamos no es la realidad en sí sino nuestra interacción
con ella.
La teoría cuántica nos presenta de esta manera una
forma de concebir al Universo según una perspectiva de sistémica,
poniendo énfasis en la interrelación e interdependencia de todos los
fenómenos, así como en la naturaleza intrínsecamente dinámica de la
realidad "física", lo que nos conduce a la forja de un paradigma que
se base en una concepción del Universo de naturaleza holistica, no
fragmentada, ecológica.
La Psicología
Transpersonal.
La Psicología Transpersonal es la cuarta
fuerza en Psicología luego del Psicoanálisis, el Conductismo y el
Movimiento del Potencial Humano. En este sentido, busca una
expansión del campo de la Psicología hasta incluir el estudio de los
llamados "estados trascendentales" o (a mi entender mal llamados)
"estados alterados de conciencia".
Dijo Eddington: "Tenemos
dos clases de conocimiento que yo llamo conocimiento simbólico y
conocimiento íntimo... Las formas de razonamiento más habituales
sólo han sido desarrolladas para el conocimiento simbólico. El
conocimiento íntimo no se somete a la codificación y al análisis, o
mejor dicho, cuando intentamos analizarlo, las intimidades se
pierden y son reemplazadas por el simbolismo". (12)
Además,
como sabiamente expresara William James: " ... nuestra conciencia
normal de vigilia... no es más que un tipo especial de conciencia
separada de todo lo que la rodea por la más tenue de las pantallas,
más allá de la cual hay formas potenciales de conciencia enteramente
diferentes. Podemos ir por la vida sin sospechar su existencia; pero
si se aplica el estímulo necesario, basta un toque para que estén
ahí, totalmente completas...
No puede ser completa ninguna
visión del universo en su totalidad que deje de considerar estas
otras formas de conciencia. La cuestión es cómo hay que
considerarlas. En todo caso, nos prohiben cerrar prematuramente
nuestras cuentas con la realidad". (13)
De esta manera, la
Psicología Transpersonal busca superar la limitación expresada por
Schumacher cuando manifiesta que: "Nada hay más difícil que tomar
conciencia críticamente de los presupuestos de los propios
pensamientos... Todo pensamiento puede ser escrutado en forma
directa, excepción hecha del pensamiento mediante el cual
escrutamos". (14)
La Psicología Transpersonal se apoya en las
tres corrientes anteriormente mencionadas, pero abre su espectro de
manera de incluir las propuestas de la física cuántica, la teoría de
la relatividad, la Holonimia, y toda la filosofía expuesta por los
místicos occidentales y orientales de todos los
tiempos.
El Holoparadigma.
El "Holoparadigma"
(neologismo de acusación tan reciente como lo son estas palabras),
hace referencia a la génesis de un paradigma que abarque como
concebía San Buenaventura, los "tres ojos del conocimiento": el" ojo
de la carne" (empirismo); "el ojo de la mente" (ciencias humanas,
filosofía, hermenéutica); y el "ojo de la contemplación" (filosofías
trascendentales), y que no se base sólo en uno de ellos, pues
conduciría a "error categorial", es decir, a que uno de los "ojos"
se erigiera como regente de todo posible "conocimiento".
Un
claro ejemplo de "error categorial" es el del cientificismo
positivista en que el "ojo de la carne" se impone ante los restantes
ojos, afirmando que todo aquello que no puede ser pasible de
verificación empírica no existe. Para no caer en tal "error
categorial", este "ojo" debería establecer que todo lo que no es
pasible de verificación experimental no puede ser conocido
empíricamente a través de los órganos sensorios o sus ampliaciones
instrumentales, lo que no implica que pueda ser conocido a través y
mediante alguno de los otros dos "ojos".
En este orden de
cosas, el "Holoparadigma" debería establecer una interrelación
dinámica y equilibrada entre estos tres "ojos", fundamentándose así
en un conocimiento de la realidad que tenga como preceptos
esenciales el respeto y el amor hacia el Universo todo,
considerándolo como un Ser vivo, que también siente y piensa, y del
cual somos parte co-constitutiva y constituyente.
Así
lograremos una visión de la realidad que como expresaba Gadamer no
subsuma el objeto al sujeto, ni el sujeto al objeto.
Esta
concepción paradigmática contribuirá a la concepción del Universo
como una "danza cósmica" de Energía, manifestándose mediante
infinidad de variaciones, nombres y planos y fundamentalmente a la
comprensión que el hombre ha de tener en cuanto a su participación
en el "juego divino"'.
BIBLIOGRAFIA
HUXLEY,
Aldous: "La Filosofía Perenne"; pág. 7 - Ed. Edhasa - 1992
Ibid.: págs. 8-9. ANONIMO: "Bhagavad Gita"; págs. 8-9 - Ed.
Dédalo - 1991 WILBER, Ken: "El paradigma holográfico"; págs.
14-15 - Ed. Kairós S.A. - 1987 CAPRA, Fritjof: "El Tao de la
física"; pág. 156 - Luis Cárcamo, Ed. - 1992 ZOHAR, Danah: "La
conciencia cuántica"; pág. 52 - Plaza & Janés Editores S.A. -
1990 ZUKAV, Gary: "La danza de los maestros del Wu Li"; pág. 87
Plaza & Janés Editores S.A. - 1991
Ibid.: pág. 94
Ibid.: pág. 124 CAPRA, Fritjof: Op. Cit.; pág. 66 ZUKAV,
Gary: Op. Cit.; pág. 309 WALSH, R. Y VAUGHAN, F. Comp.: "Más
allá del Ego"; pág. 60 - Ed. Kairós S.A. 1982
Ibid.; pág.
53-54 Ibid.; pág. 52
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